Si el universo fuera una persona o para ser más específicos, si el universo fuera un chico enamorado, uno casi tan tonto y soñador como yo, creo que a él no le importaría en lo más mínimo la idea de leer un manual para no perder ni dejar morir nunca a una estrella. Es decir, qué más da, si el mismo está lleno de ellas. Jamás habría diferencia. Y aquí es donde yo siempre saldría perdiendo. Porque yo no conozco ninguna otra estrella en mi mundo, que brille de esa forma tan irresistible como esa chica tan especial que me enseñó a base de sonrisas y una ridícula cantidad de suspiros a la que aún no le hallo manera alguna de poder controlar cada que ella aparece delante de mi o en alguna de mis memorias, ideas y sueños, en los que nunca me atreví a creer que alguien podría brillar así y aun menos en que alguien llegaría a ser tan mágica en este lado de la realidad. Esta chica es simplemente de no creer, es el tipo de estrella al que uno le cumpliría un deseo y no al revés o quizás ella ya me lo cumplió con simplemente aparecer en escena eso, o en un cielo que nunca tuvo tanto sentido como lo tiene para mi ahora...
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