Mis precipicios contigo, consistían en caer a lo idiota y perdido en alguno de tus encantos, no eras la chica más espectacular del mundo, pero me volvían completamente loco las dimensiones de tus sonrisas, la forma y el ritmo en la que tus piernas abrían cuando te levantaba del suelo y te cargaba en un abrazo. Vaya que tengo un serio problema con el profundo rosa de tus labios, entre más me acerco a ellos, más me marcan. No dejo de pensar en ti, cada que me veo al espejo y veo las manchas que me dejan cada una de tus despedidas en la estúpida sonrisa que se dibuja en mis días, no puedo evitarlo, suspiro y me emociono, luego voy y ando por ahí caminando como si nada y presumiendo tus garabatos de arte en los lienzos de mi mejilla, todos se ríen de mí, y claro que yo me rio con ellos. Llevaba toda mi vida narrando cariño al oído y de repente aparece esta chica completamente loca gritando que me quiere en medio del parque o desde la otra esquina de la calle y ese es el momento justo cuando yo me rindo completamente, al sentir el peso de su cariño, ella me derrota y me hace ganarlo todo, la veo a lo lejos y todo se pone algo borroso eso o solo son mis ojos que lagrimean y le dejan ver la parte más vulnerable que hay dentro de mí. Porque esa horrible y preciosa chica es la magia más extraña y bonita que ha bailado y cantado mi vida en lo que va de toda esa música y ruido que sale de esa mujer que amo tanto...
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