Cambia mi día, escríbeme, háblame, víveme. Porque tú, corazón, no estas hecha para cualquier alma. Esa boba combinación entre tierna, delirante, rara, culta, dramática, absurda, romántica y exageradamente incoherente o subjetiva de modo y forma alejada y distante a cualquier realidad o normalidad te hace terriblemente irreal, divertida, atractiva y simple, especial y complejamente tan: Tú. Que a veces solo pienso en que eres un jodido evento de magia, uno que va y te cambia el paisaje desde el primer instante en el que la luz de tu sonrisa aparece y yo siempre en primera fila para medir tu brillo monstruosamente de otro nivel con la regla más bonita que me fábricas en la boca. Te confieso que siempre hallas la aventura o desvelada correcta para llenarme la cabeza, los suspiros y las letras de sueños. Ojalá que este tu y yo, que hoy tenemos nos alcance aun para visitar muchos lugares a la mitad de un beso o en uno de esos abrazos de los que no quieres dejar ir. Ojalá que tu aun me sucedas cada día que aún le quede a nuestro tiempo. Evidentemente a estas alturas del baile, ya me parece absurda e inevitable la idea de pensar que yo ya pertenezco ligeramente a ti, en medida y alcance de todo lo que produces y desatas en mí. Que te quiero sí, pero que tal vez mañana te voy a querer todavía mucho más porque tú eres una de esas chicas que de repente llueve, incendia, nieva, tiembla, estalla, ya sabes algo así como un terrible y precioso desastre que todos los días llena tus días y tu amor de vida.
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