Ella siempre solía decirme que no me fuera a enamorar de ella, que me alejara y buscara alguien mejor para no salir herido. Que era una chica rota y cansada, repleta de fallas y desastres, con cicatrices y defectos de los que nadie podría amar. Y lo extraño es que precisamente eso era lo que más me gustaba de ella. Era una chica tan averiada, lastimada y valiente, que a pesar de su lluvia interior y sus días grises, ella aún se atrevía a sonreír con una muy bonita sonrisa en dirección al cielo que le dibujaba su boca, me parecía gracioso que ella a penas y sabia como utilizarla sin sentirse torpe o muy tonta. Al final entendí que solo tenía miedo, ella no quería volver a cometer los mismos errores y perder lo poco que aun le quedaba de amor en sí misma. Y la manera más bonita que ella tenía de intentar quererme y cuidarme era justo esa, la parte en la que siempre me decía que no me fuera a enamorar de ella y que me alejara. Cuando en realidad ella quería todo lo contrario. El problema y lo que siempre me pregunte, es porque ella nunca se atrevió a decírmelo, porque quería que lo asumiera por simple lógica, si ella siempre me alejo, a veces con simples palabras y en algunas otras con acciones que me solían hacer daño y por supuesto que ella se daba cuenta cuando me trataba mal. ¿De verdad lo hacia apropósito?. Es decir cual es el sentido de hacer eso. El amor a veces es una gran incoherencia. Nadie nos ensaña quien si y quien no. Pero a pesar de ello. Solo quiero decirte “que si el mundo no se da cuenta de lo maravillosa que eres, lo sabrá el suelo bajo tus pies y cada cosa que mires o toques.” Siempre y cuando tú también creas en ello, solo deja de sentirte rota, cuando eres completamente capaz de ir y arreglarme la vida a un chico con una sola de tus sonrisas.
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